Desde hace tiempo casi infinito se conoce el uso del
aceite en la cocina. Ésta, en un principio, no era su primera utilidad, ya que
se usaba para “alumbrar”. También era muy conocida por griegos y romanos la
utilización del aceite de oliva para usos cosméticos y medicinales, tanto en
aplicaciones externas como internas.
Del aceite de oliva en la cocina romana se halla un
buen ejemplo en la recopilación de recetas (Siglo I-III d. C), que se le atribuye
al ciudadano romano Apicio, estando en algunas de esas recetas el uso del
aceite de oliva para freír.
Hoy se denomina Dieta Mediterránea al conjunto de
estos hábitos alimentarios propios de la cuenca mediterránea, donde se combinan
alimentos muy diversos, como son cereales, verduras, hortalizas, legumbres y,
por supuesto, el aceite de oliva. Hoy mundialmente reconocida como
“cardiosaludable” y modelo a seguir en “Medicina preventiva”.
La nueva gastronomía combina la cocina tradicional con
la búsqueda de texturas y combinación de aromas. Crea nuevas sensaciones
capaces de deleitar los paladares más exigentes sin olvidar, el valor de la
calidad y los productos saludables. En esta cocina no cabe utilizar otro tipo
de aceite distinto a nuestro aceite Virgen Extra Oleobercho.
Es interesante conocer y saber “catar” los distintos
tipos de aceites de oliva para poder aplicarlos con éxito en la cocina. La
forma más sencilla y noble de saborear nuestro gran aceite de oliva virgen
extra es sobre un pan recién tostado. Nuestras distintas variedades y los
diversos grados de maduración del fruto van a proporcionarnos aromas y sabores
de distinta intensidad, así como notas sensoriales muy diversas.
El aceite virgen extra en las
técnicas culinarias en frío.
Es bien
conocido que, en los crudos, sólo añadamos aroma y sabor si utilizamos aceite
virgen, único jugo natural, el “zumo de la aceituna”
Para aderezos y acabados de todo tipo de guisos y asados de carne, pescado o vegetales se utilizan aceites vírgenes de aromas intensos, frutados verdes. Aportan un toque perfecto, con pequeña cantidad de producto.
Para salsas tipo mahonesa, cremas y pastelería, entre otras, de sabores delicados, hay que elegir aceites más apagados, de variedades suaves o “frutados maduros” de cualquier variedad, donde no destaque mucho el sabor amargo ni las “notas verdes”.
Para aderezos y acabados de todo tipo de guisos y asados de carne, pescado o vegetales se utilizan aceites vírgenes de aromas intensos, frutados verdes. Aportan un toque perfecto, con pequeña cantidad de producto.
Para salsas tipo mahonesa, cremas y pastelería, entre otras, de sabores delicados, hay que elegir aceites más apagados, de variedades suaves o “frutados maduros” de cualquier variedad, donde no destaque mucho el sabor amargo ni las “notas verdes”.
El Aceite de oliva y las técnicas
culinarias en caliente.
Es obligado utilizar nuestro aceite de oliva virgen
Oleobercho si queremos conseguir un excelente frito, ya que el aceite de oliva
virgen soporta mejor que ningún otro las altas temperaturas sin alterarse,
forma una capa más fina y consistente alrededor del producto, que impide la
absorción de más aceite.
Igual ocurre en los salteados con aceite de oliva, los alimentos no resultan “encharcados”, pues la alta temperatura que soporta el aceite de oliva produce una coagulación de las proteínas superficiales del alimento, impidiendo la salida de los jugos internos.
Igual ocurre en los salteados con aceite de oliva, los alimentos no resultan “encharcados”, pues la alta temperatura que soporta el aceite de oliva produce una coagulación de las proteínas superficiales del alimento, impidiendo la salida de los jugos internos.
Adición de aromas
El aceite de oliva virgen es tolerante con otros aromas,
macerando distintas hierbas, se obtienen una gama de aceites “personalizados”,
ideales para utilizar en aderezos y asados de carnes u otros. Es fundamental,
para ello, utilizar la variedad picual Oleobercho, pues su alta estabilidad nos
va a asegurar mantener esos aromas en estado óptimo durante mucho tiempo.
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